En los últimos años, la madera ha emergido como un pilar fundamental en la transición hacia una construcción más sostenible en España. Este material renovable ofrece una solución ideal frente a los desafíos ambientales y energéticos que enfrenta el sector, y su uso está en crecimiento tanto en Europa como en el resto del mundo.
El sector de la construcción es responsable de aproximadamente el 40% del consumo de energía y el 36% de las emisiones de CO₂ a nivel global, según el Consejo Europeo de la Construcción Verde (WorldGBC). La madera, al ser un material natural, reduce significativamente las emisiones en comparación con los materiales tradicionales como el hormigón y el acero, ya que su proceso de fabricación requiere menos energía. Además, durante su crecimiento, los árboles capturan y almacenan carbono, lo que convierte a la madera en un material con balance de carbono negativo.
En España, el auge de la construcción en madera se debe también al avance de la tecnología en el tratamiento y diseño de este material. Hoy en día, la madera laminada cruzada (CLT, por sus siglas en inglés) es uno de los productos más innovadores, permitiendo la creación de estructuras robustas y resistentes al fuego, con capacidad para construir edificios en altura. Ciudades como Madrid y Barcelona ya están apostando por proyectos de este tipo. Por ejemplo, el edificio residencial de madera «La Borda» en Barcelona, con seis plantas y 3.000 m², es uno de los primeros ejemplos de vivienda en altura construido enteramente en madera en España.
El futuro de la construcción en España parece estar vinculado a la madera.
Según un informe de Greenpeace, en la actualidad, los edificios construidos con madera emiten hasta un 50% menos CO₂ que los realizados con cemento o acero. A nivel europeo, países como Finlandia y Suecia, donde la construcción en madera está mucho más avanzada, han mostrado que estos sistemas constructivos no solo son sostenibles, sino que también ofrecen altos niveles de eficiencia energética. En Finlandia, la normativa ya obliga a que los edificios públicos sean de madera, un ejemplo que España puede seguir en su transición hacia la sostenibilidad.
El crecimiento del sector de la construcción en madera en España también se ve favorecido por el creciente interés en las viviendas modulares y prefabricadas, que se ensamblan en fábrica y luego se trasladan al lugar de instalación. Este método no solo reduce los tiempos de construcción, sino que también genera menos residuos y permite un mayor control de la calidad y del impacto ambiental del proceso.
Por otro lado, España cuenta con más de 18 millones de hectáreas de superficie forestal, lo que representa casi el 36% del territorio. Esto no solo permite el uso de madera local, sino que también fomenta una economía circular al gestionar de manera sostenible los recursos forestales. El aumento del uso de maderas autóctonas, como el pino y el castaño, está generando un impacto positivo tanto en la economía local como en la reducción de la huella de carbono.
El futuro de la construcción en España, por tanto, parece estar vinculado a la madera. Con un enfoque en la sostenibilidad, la eficiencia energética y el respeto por el medio ambiente, la construcción en madera está preparada para ser un actor clave en la transformación de las ciudades españolas hacia modelos más ecológicos. Apostar por la madera es apostar por un futuro más limpio, eficiente y en armonía con el entorno natural.